
Meditaciones de Semana Santa

Palabra 2: La Palabra de Salvación
Texto: Lucas 23:43 (RV1960)"De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso".

El calvario cruel, donde crucificaron a Jesús, se había convertido en la zona zero, el centro del universo, el punto principal donde estaban convergiendo toda la maldad de la humanidad pero también los máximos atributos de la gracia divina. Ahí donde la misma mano de Dios había descendido de los cielos para tocar el mundo, literalmente era como si ahí DIos estuviera aplicando la medicina que traería la sanidad que la humanidad tanto necesitaba.
Es aquí donde vemos que la misericordia de Dios nos libra de lo que merecemos pero su gracia nos regala lo que no merecemos. Vemos al Espíritu Santo obrando a través de Jesús al escuchar su magistral predicación convirtiendo en púlpito aquella misma arma (la cruz) con la que intentaban matarlo. Observamos los efectos de su mensaje en los dos ladrones que fueron crucificados al lado del Salvador. Uno de ellos responde con actitud de soberbia, que hasta se puso a injuriar al Señor Jesús. Al contrario, el otro responde con actitud humilde, reconociendo quién era Jesús. Posiblemente al escuchar la palabra de perdón e intercesión que Jesús había exclamado anteriormente, le conmovió profundamente en su interior, y reconoce su culpabilidad que él, como ladrón, si merecía el castigo que estaba sufriendo pero no así el Señor Jesús, que ningún mal había en el. No cabe duda que el entendió quién era Jesús y que verdaderamente era el Hijo de DIos. Arrepentido, le hizo una petición para su futuro descanso; “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”, pero Jesús le responde para su estado presente.
El mismo ladrón reconoce la necesidad que tenía de prepararse para después de la muerte. Jesús le afirma que en ese mismo dia estaria con él en el paraíso, lugar que significa literalmente “el jardín del rey” y ”lugar de descanso.” Jesús le asegura que entraría a su descanso y compañerismo eterno con el Rey Jesús, porque él tenía el poder para dárselo en ese mismo momento. El Señor le muestra su amor compasivo para perdonarle sus pecados y asegurarle la salvación porque para eso estaba en la cruz, para salvar a la humanidad de la muerte y la condenación eterna. Dice la escritura en San Juan 3:16 (RVR1960):
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Este es el compromiso que hizo Dios por medio de su Hijo Jesús. Así de grande es su amor para con todos; si tan solo le pedimos como el ladrón arrepentido, él nos dará la vida eterna. En los dos ladrones somos todos representados; con cual te quieres identificar?


---Pastor Sergio Pablo De La Garza